sábado, 9 de marzo de 2019

Interludio entre campañas: de Sigurd a Artemis

Buenos días!

Hoy os traigo la transición entre la campaña que ya dimos por concluida en esta entrada y la nueva campaña que comienza esta semana.

Espero que os guste a pesar de que no haya mucha acción en este relato, pero he intentado profundizar en la relación personal de varios personajes e incluso en su personalidad.

En breve comienzan las toñas ^^




Lorenzo abrió los ojos sobresaltado a pesar de que por primera vez en muchos meses su sueño había sido profundo y sin interrupciones.

Reconoció perfectamente el Apotecarium del Crucero de Ataque Perdición. En demasiadas ocasiones había acudido al mismo para comprobar el estado de algún hermano malherido, pero en esta ocasión el que estaba sobre la fría camilla era él.

La sala estaba revestida de metal cromado esterilizado, iluminada con un potente foco de luz blanca que apuntaba a la camilla. Aún había restos de sangre por todas partes y el único sonido que recorría el lugar era el zumbido de varios servocráneos que recorrían la estancia, eso y un susurro que terminó bruscamente cuando Lorenzo intentó incorporarse.

-Bienvenido de vuelta Sargento- Saludó Agruxx interrumpiendo sus rezos al Dios Máquina- Alabado sea el Omnissiah, pues ahora estás aún más bendecido por él.
-¿Qué me ha ocurrido Agruxx?-
-El impacto de plasma fue directo, tu brazo derecho fue prácticamente destrozado, pero ahora ha sido mejorado con un 83% de partes biónicas desde el hombro al antebrazo. Tu nuevo brazo no dolerá, y tampoco fallará, has sido mejorado Hijo de Sanguinius.
-Gracias Hermano, sin tus atenciones no podría volver a decapitar a los enemigos del Imperio- dijo Lorenzo agradecido.
-Puedes abandonar el Apotecarion si lo deseas, creo que Varens tiene un mensaje para ti. Y no te preocupes, tu adaptación a tu mejora es instantánea, creeme.-

La sonrisa de Agruxx rozaba lo siniestro pero Lorenzo no tenía tiempo para divagaciones o para adulaciones al Dios Máquina, de modo que se levantó cubierto por una fina túnica negra y salió de la sala en busca del Bibliotecario.

Fue en la puerta del Librarium de la nave donde localizó a Varens, justo cerrando las puertas del mismo con celo. Eran raras las ocasiones en las que permitía que otros accedieran a su sala de meditación y conocimiento.

-Antes de nada, Varens, quiero darte las gracias por salvarme la vida, a mi y al resto de miembros del Comando. Sin tu ayuda seguramente ahora estaríamos todos muertos sobre la superficie de Sigurd IV.- El tono de Lorenzo fue mucho más solemne de lo que ya era habitualmente.
-Igualmente gracias a ti Hermano, y a tus hombres. Sin vuestro sacrificio desinteresado habría muerto mientras me encontraba en trance e indefenso.

Ambos Marines Espaciales sonrieron y tras realizar el saludo del guerrero continuaron hablando conforme avanzaban por los pasillos del Perdición.

-¿Qué ha ocurrido finalmente con Sigurd IV?- preguntó Lorenzo.
-Una vez el portal fue cerrado la disformidad quedó todo lo alejada que puede estar debido a la cercanía a la Gran Fisura del planeta, ahora ya es cosa de la Inquisición terminar la limpieza, varias secciones de Tropas de Asalto Inquisitoriales se desplegaron por orden del Señor de la Vigilia Vilnus, pero nuestro trabajo está cumplido.
-Bien, me alegra escuchar eso. Creo que también has recibido un mensaje Varens, ¿de dónde proviene?
-De Vigilus, solicitan nuestra intervención para tomar un pequeño Mundo-Jardín llamado Artemis Prime. Bueno, realmente solicitan el apoyo de cualquier fuerza leal al Imperio.
-¿Dónde se encuentra?
- En el Guantelete de Nachmund, al parecer el pequeño planeta comparte eje de traslación con Vigilus.

Lorenzo sabía que Vigilus era un importante paso entre el Imperio y el Imperio Nihilus, de los pocos que aún quedaban estables, pero desconocía que el futuro del propio Imperio estaba ligado a lo que ocurriera en ese planeta y en todo lo que lo rodeaba, el propio Guantelete de Nachmund.

-¿Quién solicita apoyo?
-Lord Macragge, el mismísimo Guilliman ha enviado a Marneus Calgar a defender el mundo capital de Vigilus, pero al parecer los Ultramarines a penas si pueden contener las amenazas que atacan desde todos los frentes del planeta.
-¿Qué datos tenemos de Artemis Prime?
-Han enviado diversos mapas junto con información de todo tipo. Parece que a pesar de su tamaño reducido el planeta tiene condiciones climatológicas muy diferentes dependiendo de las regiones. Los polos están cubiertos de hielo, mientras que las zonas más cercanas al ecuador tiene inmensas junglas, incluso hay una pequeña ciudad-colmena abandonada hace milenios. Lo realmente valioso es que debido a su eje de traslación, Artemis Prime pasa en ciertos momentos de su órbita muy cerca de Vigilus, es una plataforma de asalto estratégico muy valiosa que el Lord Regente del Imperio no quiere perder bajo ningún concepto.
-¿Por qué no estamos ya de camino en ese caso?- preguntó Lorenzo mostrando sin desearlo un cierto sentimiento de ira.
-No quería dar dicha orden sin tu aprobación- respondió Varens encogiéndose de hombros.
-Nuevamente te doy las gracias Hermano, tanto por tus servicios como por tu respeto y lealtad hacia mi.

Varens simplemente, sonrió.

Ambos Astartes caminaron unos pasos más hasta que llegaron a la puerta de la sala de reuniones donde esperaban todos los miembros del Comando.

-Me gustaría tener tu consejo Varens, como Bibliotecario tu visión puede aportar un interesante punto de vista diferente a la hora de planificar las acciones para asegurar Artemis para el Imperio.
-Será un placer Sargento.

Entraron y el resto de hermanos acudieron rápidamente a saludar a Lorenzo.

-Por la sangre, alabado sea Sanguinius- dijo Amareo mientras abrazaba al Sargento.
-Un placer verle de nuevo junto a nosotros señor- saludó Gideon de forma ceremonial.
-Sargento, jamás he visto a nadie parar un disparo de plasma con la hombrera- dijo Mologhai mientras estrujaba la recién estrenada mano biónica de Lorenzo.

Las risas resonaron en la sala de reuniones mientras el resto de hermanos se reencontraba con su líder. Todos saludaban o abrazaban a Lorenzo entre palabras felices, salvo Aylaan, que cuando llegó su turno continuaba con su pálida cara impasible y a penas si susurró algo que pareció un “bienvenido”, tras lo que Lorenzo, instintivamente y sin saber muy bien por qué abrazó al Hijo de Corax. Algunos miembros del Comando incluso aseguran que vieron sonreir a Aylaan, algo que él jamás pensaba reconocer.

-Gracias a todos hermanos, lo más importante es que la misión ha sido cumplida gracias al esfuerzo y a la sangre de todos; y que además todos estamos listos para combatir por el Emperador un día más- dijo Lorenzo- y hoy es ese día. Sabed que nos dirigimos a Artemis Prime, un pequeño planeta en el Guantelete de Nachmund declarado como de vital importancia por el Lord Regente para el futuro de Vigilus y por tanto de todo el Imperio.

-¿Hay plan de ataque Sargento?- preguntó Celestus.
- Vamos a determinarlo ahora, entre todos, y he solicitado el consejo de Varens para realizarlo, pero está claro que necesitamos establecer una zona de desembarco segura desde la que posicionarnos para asegurar el planeta.

Después de varias horas planificando el punto de asalto inicial y los movimientos inmediatamente posteriores comenzó el viaje por la disformidad, que aunque corto no estuvo exento de esa desagradable sensación que acompaña siempre que se entra en el terreno más allá de la realidad.

Una vez en la órbita de Artemis Prime el Comando se reunió en el Armorium para preparar su equipo. Los servidores terminaban de conectar las servoarmaduras mientras el incienso y los cánticos rituales inundaban la sala.

Finalmente cada miembro de la Deathwatch tomó su arma predilecta y divididos en dos cápsulas de desembarco se encomendaron al Emperador para descender sobre Artemis Prime como sus Ángeles de la Muerte...


CONTINUARÁ...

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