domingo, 23 de septiembre de 2018

Trasfondo de Campaña: Guerra en el Sector Calixis (Parte 1)

Buenos días!

Hoy os traigo el comienzo de las aventuras del Equipo de Eliminación Lorenzo en la campaña que estamos jugando en GTS Norte, en Madrid.

Ayer pude jugar mi primera partida y bueno, aquí he querido narraros a mi manera qué sucedió.

Sí me gustaría destacar que todo lo que se cuenta, de forma dramatizada, ocurrió en la partida, desde los asaltos, a las explosiones y las bajas.

Sin más os dejo con una mínima ambientación inicial y luego el relato de lo ocurrido.



La galaxia está asistiendo a su momento más oscuro. La mitad del Imperio del Hombre está privado de la Luz del Emperador, lo que se ha llamado el Imperio Nihilus, pero el Sargento Lorenzo lo conoce bien, sabe qué es estar lejos de la Luz del Astronomicon, y cómo es enfrentarse a los peores enemigos en esas circunstancias. Así sucedió en Baal, y así vuelve a repetirse.

El sector Calixis se encuentra casi engullido por la Cicatrix Maledictum, muy cercano al Ojo del Terror y con la mayoría de sus mundos combatiendo a la locura del caos o bien a diversos xenos que aprovechan la situación para sacar tajada.

Es en el sector Calixis donde el Señor de la Vigilia Vilnus de Fortaleza Haltmoat ha enviado a uno de sus mejores Equipos de Eliminación, y es que a pesar de que el Imperio y los Guardianes de la Muerte están acosados por todos los costados es en estos tiempos cuando se forjan los héroes y las leyendas...



El Equipo de Eliminación Lorenzo se encuentra en Sigurd IV, mundo minero del sector Calixis. Este punto es el foco de emisor de una potente y extraña señal recibida en la Fortaleza Haltmoat, y después de realizar todo tipo de escáneres la única conclusión viable es que sea lo que sea, no es humana.

Ante esta situación el Crucero de Ataque Perdición alcanzó el sector con cierta rapidez a pesar de tener que viajar a ciegas por la disformidad, y una vez sobre Sigurd IV el Equipo de Eliminación fue desplegado en Corvus Blackstar cerca de lo que parecía que algún momento fue la capital del planeta y es que todo, tanto ciudades como yermos, estaba desierto y destruído.

El Sargento Lorenzo dividió a sus hombres, planeando una entrada en las ruinas de la ciudad en dos grupos, uno por el sur y otro por el este, dando órdenes precisas para ser informado en caso de cualquier anomalía; él mismo iría con el contingente que entraría por el sur.

El aire de la zona estaba viciado, se percibía incluso a través de los yelmos de las servoarmaduras, como si en vez de encontrarse a campo abierto estuvieran adentrándose en alguna oscura galería. Ese olor, es el olor de la muerte, pero los Marines Espaciales no conocen el miedo.

Cuando estaban llegando a la colmena el Hermano Mologhai rápidamente vio señales de lo que parecían ser huellas de Adeptus Mechanicus.

- Esos esclavos de las máquinas son inconfundibles sin duda- rugió Mologhai por el vocoemisor.
- ¿Qué se supone que está haciendo el Mechanicus aquí?- preguntó el Hermano Gideon extrañado -Se suponía que no había más fuerzas imperiales en la zona-.
- Por el Emperador que me gustaría saberlo hermano, pero creo esa señal xeno que recibimos en Haltmoat tiene mucho que ver, en este mundo hay algo, algo que todos queremos por un motivo u otro,- respondió el Sargento Lorenzo mientras avanzaba entre las ruinas de la ciudad colmena.

En ese instante un disparo certero cruzó la escena impactando en la hombrera de Taddeus.

- ¡Alto el fuego, por el Emperador!- vociferó rápidamente Lorenzo.

No hubo respuesta, solo más y más disparos.

- A cubierto maldita sea- se apresuró a gritar Lorenzo mientras ayudaba al Hermano Taddeus que había quedado en el suelo, aunque sin heridas.
- ¿Es el Mechanicus? ¿Nos atacan?- preguntó el Hermano Asterion.
- Somos Astartes, los elegidos del Emperador, no vamos a suplicar nuevamente que cesen el ataque, táctica Purgatus- ordenó el sargento.

En ese momento, sin decir palabra Mologhai comenzó a avanzar decidido entre las coberturas en busca del líder enemigo.
El fuego de plasma era cada vez más pesado y tanto el Sargento Lorenzo como los Hermanos Asterion y Taddeus se esforzaban por avanzar entre las ruinas buscando posiciones de asalto para dar la Paz del Emperador a aquellos que osaban oponerse a los designios de los Guardianes de la Muerte.
Entre los disparos de plasma se escuchó una terrible explosión, seguido de un agónico grito a través del vocoemisor, Mologhai estaba herido.

- Terreno minado, estas máquinas no conocen el honor eso es seguro.- decía Asterion mientras levantaba su pesado Martillo Trueno.
- El honor solo pertenece a los humanos, no lo olvides hermano,- respondió Taddeus.
- Creo que Agruxx y sus Manos de Hierro no estarían muy de acuerdo.- prácticamente se podía ver una amarga mueca en tras el yelmo de Lorenzo conforme decía esas palabras.
- ¡Hace falta más que un poco de metralla para tumbarme hermanos!.

Mologhai aún avanzaba hacia los disparos que provenían de las ruinas frente a los Astartes, pero se enfretaba solo a más fuego del que podía interceptar con su Escudo Tormenta.

- ¡Arrepentíos, pues mañana moriréis!- Gideon alzó su hornamentado escudo, con la espada alada al frente acudiendo en ayuda de Mologhai.
- Tomad posiciones hermanos, les flanquearemos.- Ordenó Lorenzo.

El sonido del plasma dejó paso a los golpes secos del combate a corta distancia, el hermano Mologhai se estaba enfrentando a una máquina que sobrepasaba en altura al ya corpulento hijo de Jaghatai Khan. El Princeps había cogido por sopresa a Mologhai, quizá aún aturdido por la reciente explosión, y descargaba golpe tras golpe sobre el Astarte.

Gideon fue capaz de alcanzar el combate corriendo entre los escombros mientras el plasma de los discípulos de Marte impedía siquiera avanzar a Lorenzo, Taddeus y Asterion.

Un pequeño resquicio en la férrea defensa de Mologhai fue aprovechado por el Princeps, quien asestó un golpe que esta vez sí hirió al Marine Espacial en la unión de la hombrera y la placa pectoral de su Mk 8.

Con un grito de furia, y apoyado ahora ya por Gideon, Mologhai incrustó su espada de energía en el pecho del ser máquina dejándolo inerte en el suelo.

- Eres más certero desde tu moto Mologhai- dijo con sorna Gideon.
- Por el mismísimo Emperador, y que a pesar de tus groserías tenga que darte las gracias hermano...

La risa de Mologhai se escuchaba por todo el campo de batalla mientras él y el hijo del León avanzaban en busca del líder enemigo, seguramente los protocolos de los siervos de la máquina no serían igual de efectivos sin el ordenador de mando, o eso quería creer Lorenzo.

El plasma volvía a surcar los cielos, como una aurora boreal caricaturesca, Gideon detuvo el impacto con su escudo mientras en una finta Mologhai partía en dos a un Skitarii.

- ¡Este ya no se quema la manos!- gritó Mologhai. De repente, un fogonazo de luz.
- ¡Cuidado hermano!- Gideon apartó a Mologhai empujándole con su hombro en el momento preciso del disparo.

Cuando Mologhai se puso en pie y el polvo se fue disipando pudo ver el escudo con la espada alada en el suelo, y a Gideon, inmóvil, junto a él. No hubo tiempo para lamentos, ni siquiera para la rabia, pues otras tres máquinas rodearon a Mologhai. Un Sicarian y dos Skitarii, uno de ellos parecía ser el líder.

Varios golpes volvieron a rebotar contra el formidable escudo de Mologhai, pero las heridas comenzaban a hacer mella y mientras detenía una terrible andanada de golpes de bastones arcovoltaicos del Sicarian el Skitaii Alfa atravesó la placa pectoral del Cicatriz Blanca con su extraña espada.

La vista se le nublaba, la batalla ya parecía un eco distante, solo faltaba un poco, solo tenía que dejarse caer y todo acabaría. - ¡Por el Khan y el Emperador!- Un bramido de furia fue seguido de varios tajos que despedazaron al Alfa, tras lo que Mologhai se desplomó.

- Se acabó la estrategia, nuestros hermanos nos necesitan. ¡Por Sanguinius, por la Sangre! ¡Cargad hermanos!- vociferó Lorenzo a Taddeus y Asterion mientras todos salían a campo abierto.

Y en ese instante, el resto de siervos del Dios Máquina se retiraron de la zona llevándose los restos destrozados que pudieron de sus "camaradas".

- Aquí el Sargento Lorenzo, necesitamos intervención del Apothecarion, dos hermanos caídos, repito, dos hermanos caídos-


CONTINUARÁ...

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