Continúo con el trasfondo de los integrantes del Equipo de Eliminación Lorenzo, hoy vamos con Celestus, del que ya pudisteis ver cómo quedó pintado aquí.
Sin más aquí os dejo con su historia.
El Hermano Celestus lleva decenas de años sirviendo en los
Ultramarines, y es un orgulloso hijo de Macragge, lleva a gala su
origen, su Capítulo y su odio por todos los xenos, en especial los
Tiránidos.
Jamás olvidará
cuando, siendo aún un explorador, regresó a Macragge después de la
Primera Guerra Tiránida. Múltiples hermanos, veteranos de mil
batallas, despedazados independientemente de la protección que les
pudo otorgar sus Armaduras de Exterminador…
Desde aquella visión
de pesadilla Celestus se propuso no olvidar el horror que los
alienígenas eran capaces de llevar incluso al mismísimo corazón
del Imperio.
La carrera de
Celestus fue meteórica y ascendió rápidamente en el organigrama de
un Capítulo en reconstrucción después del desastre ocurrido en su
mundo natal. Siempre guiado, tanto de forma visible como en la sombra
por Acastian, uno de los pocos Bibliotecarios supervivientes de los
Ultramarines.
La primera
intervención como Veterano de la Primera Compañía de Celestus tuvo
lugar en Ichar IV, en la ciudad de Lomas. El Inquisidor Agmar había
solicitado ayuda al Adeptus Astartes y los Ultramarines enviaron a su
Primera Compañía casi al completo, bajo las órdenes de Acastian
para devolver al planeta a la Luz del Emperador.
Poco podía imaginar
Celestus que lo que se ocultaba tras una extraña secta en un mundo
tomado por la anarquía era su némesis y la de los propios
Ultramarines.
Los Exterminadores
se abrieron paso entre docenas de genestealers y de híbridos del
Culto a base de sangre y fuego. Celestus vio caer a varios hermanos
conforme avanzaban por los angostos pasillos que se encontraban bajo
la catedral de Lomas mientras Acastian domaba a las fuerzas de la
Disformidad para invocar escudos de energía y torrentes de fuego
fantasmal que quemaban carne y quitina por igual.
Los Ultramarines
llegaron a una extraña sala tras un vasto esfuerzo, más parecida a una cueva, de forma
circular donde se encontraba el principal causante de lo que años
después se conocería como la Segunda Guerra Tiránida.
Un asqueroso ser,
que difícilmente se podía saber si en algún momento tuvo algo de
humano, esperaba sentado en un trono de aspecto arcano, rodeado de
centenares de híbridos y de genestealers puros.
Acastian pidió a
sus hermanos que le cubrieran mientras se abría paso hasta la
monstrusidad que gobernaba a las bestias con su mera presencia
psíquica.
Los bólters
comenzaron su sinfonía como una orquesta bien afinada. El promethium
incineraba todo ser vivo que alcanzaba, y en el centro del caos y de
los muertos Acastian y el Patriarca se batían en un duelo que iba
más allá del plano físico, pero a pesar del poder fuera de la
comprensión de la mayoría de sus hermanos, el Bibliotecario hincó
la rodilla tras un proyectil psíquico.
Fue en ese momento
cuando Acastian, viéndose abatido, ordenó fuego sobre su posición
a pesar de que sabía que ello significaría con casi toda seguridad
su propia muerte.
El sonido de cada
proyectil que salió de su bólter tras esa orden quedó grabado de
forma permanente en la psique de Celestus junto con la visión de la
Armadura táctica Dreadnought de Acastian saltando en mil pedazos
conforme algunos de los disparos impactaban de forma irremediable
sobre su cuerpo, pero funcionó. El Patriarca perdió la
concentración por un momento y el moribundo Bibiliotecario pudo
incrustar su hacha en el cráneo de la amorfa criatura, cayendo ambos
finalmente muertos.
Sin el embrujo
psíquico del líder las restantes fuerzas Tiránidas pudieron ser
exterminadas con cierta facilidad por los refuerzos Ultramarines que
llegaron a Lomas quienes cuando entraron en la cámara bajo la
catedral encontraron a tan solo seis supervivientes malheridos, entre
los que estaba Celestus hirviendo de rabia.
Los seis Veteranos
fueron evacuados y tratados en los Apothecariums de Macragge.
Una vez que se hubo
recuperado Celestus recibió una visita inesperada, el mismísimo
Ortan Cassius se presentó ante él para dar una salida a su odio
hacia los Tiránidos y hacia todos los xenos, para darle una venganza
de cada una de las vidas perdidas de Ultramarines en Macragge y en
Ichar IV y para darle gloria a él y al Capítulo a su regreso.
Así fue como
Celestus comenzó su servicio en los Guardianes de la Muerte,
aportando todos sus conocimientos allí donde fueran más necesarios,
encargado de marcar los enemigos a abatir por los otros miembros del comando
mientras recita letanías de odio por el vocoemisor que son un
bálsamo no tanto para sus hermanos como para su propio espíritu...
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