Seguimos con el trasfondo de la campaña que estoy jugando en GTS Norte, en este caso un nuevo enemigo se enfrenta al Comando Lorenzo cuando a penas han podido recuperarse del ataque del Mechanicus...
- Sargento estamos en camino- la voz de
Celestus llegó de forma clara por los vocoemisores.
- Recibido hermano.
Tanto Mologhai como Gideon estaban
vivos, sus respiradores aún funcionaban. El Cicatriz se comenzó a
incorporar con dificultad pero el dolor le obligó a sentarse
nuevamente. Se podía ver una enorme herida en el costado de Mologhai
que ya cicatrizaba gracias a la fisiología superior de los Astartes
pero aún así sangraba de forma abundante.
-Descansa unos instantes hermano- dijo
Taddeus.
-No quiero descansar, quiero despedazar
a cada siervo del Dios Máquina que encuentre en esta roca sin
vida...
Gideon por su parte seguía
inconsciente. Tenia quemaduras brutales en el torso y su respiración
estaba entrecortada.
La preocupación de Lorenzo iba en
aumento, no solo por sus hermanos heridos, sino por el motivo por el
que los miembros del Mechanicus se habrían podido comportar de una
forma tan extraña. Había algo siniestro en Sigurd IV, algo que se
escapaba a su comprensión, algo que se percibía incluso en el aire
que seguía pesado, con olor a muerte. En ese instante llegó el
resto del Comando, interrumpiendo los pensamientos del Hijo de
Sanguinius.
- Sargento he vuelto a solicitar apoyo
del Apothecarion, pero no he recibido respuesta, mucho me temo que la
sombra de la Disformidad que emana la Cicatrix es cada vez más
intensa… - Celestus sonaba apesadumbrado, sombrío, más incluso de
lo normal.
- Confía en tus hermanos Celestus, no
nos han de fallar- respondió Asterion.
- ¿Qué hay del acceso del este a la
ciudad?- preguntó Lorenzo.
- Es impracticable Sargento, las ruinas
impiden cualquier acceso a pie y la zona se presta demasiado a
emboscadas- contestó Shu’gan.
- ¿Desde cuando tememos a las
emboscadas? ¿Los Ángeles de la Muerte no se ocultan de los
cobardes?- Amareo escupió con odio cada una de las palabras.
- Esta zona es más peligrosa de lo que
parece Hermano, hay algo que perturba mi espíritu y aún no puedo
siquiera intuir qué es, de modo que debemos mostrar más cautela que
nunca, no quiero ver a otro de mis hombres calcinado o ensartado- la
mirada de Lorenzo no permitió réplica alguna, y todo el Comando
asintió.
Un aullido escalofriante atravesó la
noche que comenzaba a caer sobre Sigurd IV. Wulfrik no pudo evitar
responder con otro aullido al cielo.
- Son hijos de Fenris- Vociferó
Wulfrik con una sonrisa en la cara.
A lo lejos entre las ruinas de la
ciudad se intuyeron varias servoarmaduras mientras los aullidos se
hacían cada vez más intensos.
- Informa Aylaan- dijo Lorenzo- esto es
muy extraño…
- Seis Astartes, Primaris- el hilo de
voz de Aylaan era a penas audible - Nos asaltan Sargento.
- Taddeus, Amareo, encargaros de poner
a cubierto a los heridos, el resto conmigo - Lorenzo estaba
visiblemente contrariado, no le agradaba combatir contra otros
Astartes.- Sed sigilosos y emplead fuerza no letal hasta que
descubramos qué pasa.
El Comando se desplegó entre las ruinas de la entrada a la capital de Sigurd IV buscando las mejores posiciones para interceptar el asalto de sus nuevos enemigos.
Los Lobos Espaciales cada vez estaban
más cerca y Lorenzo sabía muy bien lo efectivos que pueden ser los
rifles bólter modelo Cawl en las distancias medias, había que
trabar combate cuanto antes.
Asterion acompañaba al Sargento, ambos
se apostaron tras un pequeño generador ya oxidado por el paso del
tiempo y por las inclemencias meterológicas hasta que escucharon
sonidos guturales que indicaban que los Hijos de Russ estaban al otro
lado. Un simple gesto de Lorenzo bastó a Asterion.
Ambos Marines Espaciales rodearon, cada
uno por un lado, el viejo generador trabando combate con los Lobos
Espaciales.
Antes de que las armas comenzaran a
chocar se escucharon dos disparos, tan seguidos en el tiempo que casi
parecieron uno solo. - Enemigo incapacitado – El susurro de Aylaan
erizaba el cabello incluso a sus propios hermanos.
Por su parte Celestus, Shu’gan y
Wulfrik tomaban posiciones intentando flanquear a los Lobos
Espaciales sin ser vistos.
Tras el generador los golpes se
sucedían, Asterion se enfrentaba al que parecía el líder de los
Lobos, quien no hablaba, solo gruñía con los ojos en blanco. Por su
parte Lorenzo blandía la Lágrima de Baal, una magnífica espada
artesanal forjada en la Torre de los Ángeles, contra dos Lobos
Espaciales Primaris, que al igual que su sargento no eran capaces de
articular palabra.
La furia del sargento Lobo Espacial
sobrepasaba la ya legendaria fiereza de su semilla genética, se
sucedían, golpe tras golpe, los impactos de su espada sierra sobre
Asterion llegando a herir al Puño Carmesí. La sangre comenzó a
emanar de la herida en la pierna derecha de Asterion, a penas podía
mantenerse en pie, pero haciendo uso de toda su fuerza levantó su
martillo trueno golpeando al Lobo en el pecho y haciendo saltar parte
de la placa pectoral de la MkX dejando a su portador inmóvil en el
suelo.
Los rifles bólter comenzaron a rugir
mientras los Marines Primaris seguían avanzando hacia el Comando
Lorenzo, Aylaan y Celestus no pudieron más que buscar cobertura
pesada para evitar los poyectiles. Mientras, Shu’gan intentaba al
menos ralentizar su avance con su bólter infernus pero la genética
mejorada por Cawl era terriblemente efectiva, nada paraba a los
enloquecidos descendientes de Leman Russ.
Lorenzo entre tanto intentaba
incapacitar a sus dos oponentes mientras que ellos atacaban con sus
manos desnudas incluso con sus afilados colmillos al Hijo de
Sanguinius. Lorenzo tuvo que contenerse para no dejarse llevar por la
furia, lo último que podía tolerar, siendo un Ángel Sangriento, es
que le mordieran.
- ¡Hermano abatido! ¡Aylaan está
herido Sargento!- gritó Celestus.
- ¡Malditos sean! ¡Si no reconocen el
Aquila del Emperador no merecen seguir con vida! - vociferó Lorenzo.
La Lágrima de Baal perforó varias
veces a los Primaris que se enfrentaban a Lorenzo pero estos parecían
inmunes a cualquier tipo de herida, de hecho los golpes solo
conseguían enfurecerles más y más haciéndoles sobrepasar la
defensa de Lorenzo cada vez más fácilmente. Ante esto el Hermano
Asterion acudió en ayuda de Lorenzo, ignorando el peligro que se
alzaba de nuevo a su espalda.
-¡Cuidado Asterion!- El aviso del
Sargento no sirvió para prevenir a su hermano, que cayó herido a
manos del Sargento Lobo Espacial que se alzaba nuevamente y se
acercaba dispuesto a acabar con Lorenzo.
El Ángel Sangriento se disponía a
combatir a tres rivales, a pesar de estar herido y superado en número
no vendería barata su derrota. Acorralado alzó su espada artesanal
y esperó el primer golpe cuando escuchó un nuevo aullido. Era
Wulfrik.
-¡Por Russ, qué os pasa! ¡Despertad
de esta brujería!
Wulfrik se había arrojado
frenéticamente al combate golpeando con sus manos desnudas a los
Lobos Espaciales. Lorenzo no tenía claro si había intentado
salvarle o estaba intentando salvar a sus hermanos de Fenris de
aquello que les hacía parecer autómatas incapaces de pensar o
articular palabra.
En cualquier caso nada afectaba a los
Lobos, no retrocedían, no despertaban, no reconocían a sus
hermanos...
Un pesado zumbido retumbó en el cielo
nocturno, Lorenzo reconocía perfectamente ese sonido, y pareció que
sus enemigos también, quienes se retiraron del lugar nuevamente
entre aullidos.
Una Corvus Blackstar descendió cerca
de los miembros del Comando y cuando se abrieron sus puertas la
imponente figura de Agruxx emergió de la negra nave...
Buenísimo. Mis sinceras felicitaciones, compañero.
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