Seguimos con el trasfondo de la campaña que jugamos en GTS Norte, en Madrid, hoy toca seguir conociendo las andanzas del Comando Lorenzo, esta vez y por fin, contra enemigos dignos de sufrir la ira del Emperador ^^
A ver qué os parece:
- Está claro, esto es obra de traidores,
Sargento- dijo Wulfrik.
- No me cabe duda. -Dijo Lorenzo pensativo.-
Estas runas grabadas son recientes, y ejercen un poderoso influjo sobre el
entorno, creo que todos lo notáis… Ajax, desintegra esta roca impías con tu cañón
de fragmentación.
- Será un placer Sargento- Ajax a penas había
terminado de hablar cuando comenzó a apretar el disparador de su monstruosa
arma.
- Bien, estamos cerca del centro de la ciudad,
y mucho me temo que esto es el indicio de algo mucho más siniestro, la
disformidad avanza desde esa maldita cicatriz, hay que evitar que se propague…-
Lorenzo sonaba más sombrío aún de lo normal.
En ese momento un estruendo mayor que cien cañones
demolisher disparando a la vez desgarró el ambiente, seguido de un terrorífico
haz de luz carmesí que surgió en dirección a la noche avanzada que envolvía a
Sigurd IV para a continuación desaparecer entre un coro de risotadas malévolas.
- Me parece que estamos más cerca de lo que creíamos
Sargento- anunció Ajax con sorna.
- Bien, quiero dos grupos, vosotros seis
conmigo, el resto quiero que avancéis entre las ruinas en busca de posibles
tiradores que pretendan emboscarnos. Rápido, y ante la más mínima duda no dudéis
un instante.
- Sargento, los tengo en mi visor- Aylaan ya se
había adelantado en busca de una posición de tiro ventajosa. Lorenzo seguía
maravillándose de la habilidad para el sigilo del hijo de Corax- varios
marines, Portadores de la Palabra; y una horda de humanos cultistas les acompaña.
- Tomad posiciones, quiero a todos esos
traidores muertos.- mientras Lorenzo hablaba Gideon y Mologhai avanzaban en pos
del enemigo.
La tierra a los pies del Comando Lorenzo comenzó
a vibrar como si caminaran sobre algo vivo, poco después varias grietas
comenzaron a aparecer y la realidad pasó a ser un plano borroso. Lorenzo conocía
el proceso, era la especialidad de los Portadores de la Palabra, estaban
abriendo un portal, seguramente mediante
un ritual que había sido completado con ese rayo rojizo. Lo último que
necesitaban era vérselas contra los demonios… pero el horror se hizo patente
cuando el Sargento vio cómo cuatro puntos a su alrededor empezaron a emitir una
luz fantasmagórica a través de la que asomaba tímidamente un mundo que nada tenía
que ver con el que conocían – ¡hay que cerrar esos portales! ¡Matad a todos los
que podáis, pero es prioritario ejecutar a su líder! - vociferó el Ángel
Sangriento.
Wulfrik y Celestus disparaban sin descanso sus
bólters contra la marea que se avalanzaba sobre ellos, pero el plano material
comenzaba a cambiar y las leyes de esa nueva física protegía a sus enemigos.
Aylaan por su parte localizó a un Portador de
la Palabra equipado con un rifle de plasma, sin duda de la época de la Herejía
de Horus. Tras el primer disparo del Guardia del Cuervo comenzó un duelo titánico,
finalmente había encontrado un rival digno de su nivel. Marine leal y traidor
no se dieron tregua y desde una distancia impresionante disparaban, cambiaban
de posición y se volvían a localizar nuevamente el uno al otro para comenzar de
nuevo el ciclo sin que ninguno se diera por vencido o fuera abatido.
El mundo que rodeaba a los presentes seguía
cambiando, cada vez menos “humano”, mientras iba siendo reemplazado por una
caricatura siniestra de éste.
Lorenzo, Mologhai y Gideon identificaron una
imponente figura ataviada con un puño de combate y una servoarmadura plagada de
signos herejes que solo la mente dura como el adamantio de los astartes podía
soportar siquiera mirar, un individuo que bien podría ser el líder de la horda.
Pero el traidor se encontraba protegido por varios cultistas, solo Mologhai pudo
llegar hasta él antes de que un muro de carne le cortara el paso como sucedió
con Gideon y Lorenzo.
Ángel Sangriento y Oscuro combatieron hombro
con hombro, cercenando miembros desnudos de lo que a sus ojos era un torrente
interminable de enemigos que únicamente emitían blasfemas alabanzas a los
dioses oscuros tras cada golpe de los miembros del Ordo Xenos.
- Vaya, vaya, un perro faldero del emperador cadáver
se atreve siquiera a cruzar la mirada con Sirdak Tann, Campeón de los Dioses Oscuros. Bueno, al menos me servirás como ofrenda menor, escoria.
- Deberías controlar esa asquerosa lengua. Eres
una vergüenza, un error del Emperador, pero en su nombre pondré fin a ese
error.- Mologhai retiró su yelmo de forma ritual, alzando su espada ante su
rostro y se preparó para cumplir con su deber.
- Muchacho, llevo 10.000 años de guerra,
recuerdo incluso a tu patético primarca, poco más que un bárbaro… pero supongo
que podré llevar tu hombrera como tributo a Lorgar, estoy seguro de que le hará
sonreir…
El sentido del deber de Mologhai se tornó en
furia asesina, descargó golpe tras golpe de su espada de energía mientras se
escuchaba la risa de su enemigo que parecía divertirse simplemente deteniendo
los golpes del Cicatriz Blanca; hasta que otro Portador de la Palabra se unió
también al combate. No era la primera vez que Mologhai estaba en desventaja,
pero no pensaba dejar aquella afrenta impune, aunque ello le costara la vida.
Durante el transcurso de la batalla Sigurd IV
se iba sumiendo cada vez más y más en el reino del caos, los miembros del
Comando Lorenzo sabían que se quedaban sin tiempo, tenían que intentar cerrar
esos portales o sería su fin.
El cañón de fragmentación de Ajax acababa de
despedazar a un cultista cuando se escuchó al Sargento por los vocoemisores –
Intentad dividiros, cada uno al portal más cercano.- Un golpe interrumpió la
comunicación pues Lorenzo seguía rodeado, pero la orden estaba clara.
Celestus y Wulfrik empuñaron sus cuchillos de
combate y se lanzaron a intentar limpiar de cultistas el portal más próximo a
ellos. Incluso Aylaan dejo de lado su siempre fiable bólter modelo silencio
para intentar tomar el control de otro portal.
- Vamos Gideon, había escuchado que los Ángeles
Oscuros eráis algo más diestros cuando se trata de acabar con traidores al
Imperio.- Lorenzo no pudo evitar una sonrisa que dejaba ver sus afilados
colmillos conforme intentaba espolear la furia de su hermano.
Gideon no emitió sonido alguno pero tras un último
golpe de su espada dos cultistas más cayeron muertos entre las ruinas de la
capital del mundo forja, justo en el instante en que la Lágrima de Baal acababa
con el último cultista que rodeaba a los dos ángeles, pero cuando al menos uno
de los portales parecía asegurado más enemigos emergieron de la nada.
Mologhai en una zona cercana cada vez estaba más
exhausto, pues ahora era él que intentaba detener como podía cada una de las
embestidas de sus adversarios. Y fue en uno de los golpes de espada sierra de
su camarada cuando Sirdak aprovechó para asestar un impacto brutal sobre el
khan que arrancó su escudo tormenta y lo dejó a él tendido en el suelo,
expuesto, conforme su verdugo se acercaba para ejecutar el golpe de gracia.
- Bien, ¿últimas palabras, bigotes?
- Se acabó tu “guerra”, traidor repugnante.
Como si fuera un rayo, Mologhai había lanzado una granada a los pies del traidor, aprovechando unos precisos instantes de confusión para ponerse en pie y así descabezar a Sirdak Tann con un corte preciso
entre placa pectoral y yelmo, tras lo que, Mologhai, cayó inconsciente.
Era Ajax el que en solitario intentaba alcanzar
el último de los cuatro portales cuando un ser de apariencia humana, escoltado
por un marine traidor se interpuso ante él. El pequeño hombre a penas si
llegaba al metro sesenta de estatura. Vestía con una túnica carmesí y capucha
con la que ocultaba su rostro, y como arma una suerte de hacha ritual.
- Ya es tarde. Regocíjate en vuestra mentira
siervo del falso emperador. Mi ritual ha sido completado ahora ya nada puede
pararlo.
- ¿En serio te atreves a provocar a un Marine
Espacial con un arma como la mía?- Nuevamente Ajax apretó el gatillo de su cañón
de fragmentación antes de terminar la frase.
El impacto a quemarropa fulminó al líder
cultista y a su escolta dejando de ellos poco más que polvo permitiendo que,
como quien enciende la luz en una habitación a oscuras, la realidad volviera a
inundar el plano material de Sigurd IV, cerrando de forma inmediata todos los
portales salvo el que se hallaba frente a Ajax.
Los pocos traidores supervivientes se retiraron
mientras el Comando Lorenzo se agrupaba en torno al portal. Incluso Mologhai
parecía recuperado.
- Caramba Mologhai, cada vez encajas mejor los
golpes.- dijo Gideon no sin cierta ironía.
- ¡Para la próxima traigo la moto, por el
Emperador que la traigo!
Las risas de los astartes fueron interrumpidas
por la voz lúgubre de Lorenzo.
- Hay que cerrar este portal, el planeta parece
volver poco a poco a la normalidad, hasta el aire no parece ya tan viciado,
pero desconozco cómo hacerlo o por qué éste no se ha cerrado junto a los demás
con la muerte de su invocador…
Un destello de luz perlada cegó a los
presentes, y entre una bruma antinatural emergió el Hermano Varens:
- Eso es cosa mía.
CONTINUARÁ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario