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miércoles, 13 de febrero de 2019

Trasfondo de Campaña: Guerra en el Sector Calixis (Parte 3)

Buenos días!

Lo primero de todo pedir perdón por haber tardado tanto en volver a subir una entrada de la campaña.
La verdad es que una vez que empezó a asomar el mes de diciembre la cosa se puso complicada para todos, tanto para poder jugar, como para en mi caso poder escribir y luego subir una entrada con un mínimo de calidad (siempre teniendo en cuenta que no soy escritor y que me queda mucho por mejorar).

Sea como fuere ya tengo preparada esta parte de la narración de las andanzas del Comando Lorenzo, así como otra más y estoy en estos momentos trabajando en el desenlace, de modo que no habrá que esperar tanto para ver el final ^^.

Y tras todo esto, os dejo con la tercera parte de la Guerra en el Sector Calixis:



Agruxx era el Apotecario asignado por el Señor de la Vigilia Vilnus al Comando Lorenzo. En principio estaba en órbita de Sigurd IV abordo del Crucero de Ataque Perdición, esperando ante la posibilidad de tener que intervenir en ayuda de sus hermanos, como así fue.


El Apotecario provenía de los Manos de Hierro y su temperamento era frío y distante como el de una máquina si bien era compensado por una precisión milimétrica a la hora de emplear sus artes quirúrgicas.

- Alabados sean el Emperador y Sanguinius- saludó Lorenzo.
- Yo también me alegro de verte hermano, pero obviemos las formalidades- Agruxx acudió rápidamente a tratar a Aylaan que estaba en el suelo.

Aylaan tenía una herida muy superficial que a penas si había perforado su hombrera izquierda, pero el impacto del proyectil escupido por un rifle bólter modelo Cawl es suficiente para al menos dejar inconsciente durante unos segundos incluso a un Marine Espacial.

Entre tanto Celestus y Lorenzo ayudaron a Asterion a llegar hasta donde estaba Agruxx inspeccionando a Aylaan.

- Bien hermano, perfecto para combatir otro día, veamos a Asterion.- Dijo Agruxx conforme daba una palmada sobre la hombrera de Aylaan, quien a penas mostró una leve mirada de agradecimiento.

Asterion ya se encontraba consciente, pero la herida de su pierna no dejaba de sangrar dejando un reguero rojizo desde donde había caído tras su enfrentamiento con el líder de los Lobos Espaciales.

- No te preocupes hermano, con una prótesis biónica y varios rezos al Omnissiah cada día esto no será más que un vago recuerdo.

La cara de horror de Asterion fue imposible de disimular mientras, no muy lejos de allí, se escuchaba la risa entrecortada por el dolor de Mologhai:

- ¡Pareciera que es la primera vez que recibes las atenciones de Agruxx hermano!- Dijo Mologhai.
- Tampoco sería una solución tan mala...- Murmuró Agruxx mientras cauterizaba la herida de Asterion con el ceño fruncido.

El Comando Lorenzo y Agruxx volvieron al lugar donde Mologhai y Gideon habían tenido que permancer durante el combate contra los Lobos Espaciales.

Finalmente el apotecario inyectó varios estimulantes y calmantes en Mologhai y Gideon, quienes tras varias reparaciones y sustituciones en sus servoarmaduras se encontraban listos para una nueva batalla.

Era realmente admirable la maestría de Agruxx tanto con la carne como con el adamantio y plastiacero, pocos apotecarios eran tan hábiles como él actuando en plena misión.

- ¿Alguna nueva información desde la órbita Agruxx? ¿Órdenes desede Fortaleza Haltmoat?- Preguntó Lorenzo.
- Creo que intuyes lo mismo que yo, Sargento, la disformidad está engullendo este planetoide. La Cicatrix en su nacimiento ya destrozó tanto la vida como las ciudades de todo lo que estaba cercano a ella. Sigurd IV no iba a ser una excepción.
- Bien, ¿y qué dice Él? Si la disformidad se está adentrando en el planeta creo que debería al menos dar su opinión- Lorenzo sonaba terriblemente contrariado, rara vez hablaba de sus hermanos con inquina, quizá la sombra de la disformidad también le estaba afectando más de lo recomendable.
- Lleva encerrado en el Librarium desde que llegamos a la órbita, confío en que esté buscando respuestas. Durante este tiempo yo he buscado las mías y los escáneres han mostrado señales disformes muy potentes y concentradas en determinados puntos cercanos al centro de la ciudad. Te recomiendo dirigir a tu equipo hacia allí Sargento, y espero que no vuelvas a necesitar mis servicios...- Agruxx embarcó en la Corvus sin siquiera mirar atrás.

Mientras la nave despegaba la furia de Lorenzo crecía sin medida, pero sabía lo que tenía que hacer.

-En marcha, tenemos que adentrarnos en la capital y descubrir qué está pasando de una vez por todas.

La noche terminó de caer sobre Sigurd IV mientras los miembros del Ordo Xenos llegaban a lo que parecía que en otro momento fue una pequeña plaza de la capital, y allí, en el centro se encontraba un monolito negro como el ónice, brillante y totalmente lleno de runas arcanas y siniestras que centelleaban con una luz rojiza.

-Parece que hemos encontrado el origen de esta sensación que reina en la ciudad Sargento.- Anunció Gideon.
-Algo me dice que la cosa se va a poner íntima…- Mologhai desenvainó su espada antes de llegar a terminar su propia frase.
CONTINUARÁ...

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